Radiodiagnóstico
ENFERMEDADES RELEVANTES DE LA MUJER
SÍNDROME DE CONGESTIÓN VENOSA PÉLVICA
El dolor pélvico crónico es un problema muy frecuente en las mujeres y una de sus principales causas es la presencia de varices en la pelvis. La radiología intervencionista ocupa un papel clave en el tratamiento de las varices pélvicas.
La presencia de estas grandes venas dilatadas, denominadas varices, originan dolor localizado alrededor del útero, ovarios y la vulva. Su médico puede recetarle analgésicos para reducir el dolor y tratamientos hormonales para paliar la congestión venosa.
En caso de que estos medicamentos no mejoren su problema, el síndrome de congestión pélvica puede ser tratado con embolización de dichas varices mediante radiología intervencionista.
Con esta técnica mínimamente invasiva, utilizando una aguja en el interior de sus venas, es posible eliminar el flujo de sangre a las venas pélvicas enfermas y eliminar el dolor.
MIOMAS UTERINOS
Los miomas uterinos son tumores benignos que crecen en la pared del útero, aún sin poder precisar su causa exacta.
Estos miomas están alimentados por las arterias uterinas, por lo que su tamaño es muy variable y algunos miomas pueden llegar a ser de tamaño importante ocasionando molestias, dolores o sangrado.
La embolización de las arterias uterinas es una opción de tratamiento mediante radiología intervencionista, técnica mínimamente invasiva que inicialmente se utilizaba para tratar hemorragias postparto, y que actualmente se puede realizar de manera dirigida a las arterias de los miomas, para reducirlos de tamaño y aliviar los síntomas.
INFERTILIDAD POR OCLUSIÓN DE TROMPAS DE FALOPIO
La oclusión de las trompas de Falopio es una causa muy frecuente de infertilidad femenina. Para favorecer la posibilidad de un embarazo fisiológico podemos abrir o recanalizar estas trombas que estaban ocluidas. El procedimiento es ambulante y solo requiere un poco de sedación.
Primero realizamos una histerosalpingografía e identificamos la obstrucción tubárica. En ese momento avanzamos hasta el punto de oclusión y con ayuda de una guía metálica y un catéter sobrepasamos la obstrucción logrando su reapertura en prácticamente el 100% de las ocasiones.
SINDROME DE MAY-THURNER
El síndrome de May-Thurner (SMTR) está relacionado con el desarrollo de varices y la formación de trombosis venosa en la pierna izquierda, ocasionadas porque la vena ilíaca izquierda (VII) queda comprimida entre la arteria ilíaca derecha y la columna vertebral. Las venas y las arterias se entrecruzan, en ocasiones, dando lugar a fenómenos compresivos.
Se desconoce con exactitud el origen de esta compresión, pero es muy frecuente que se de en personas delgadas, fundamentalmente mujeres. Una de las funciones que cumple la grasa en el organismo es la de amortiguar unas estructuras anatómicas con otras; las personas delgadas, al tener menor cantidad de grasa retroperitoneal son más propensas a sufrir dicho síndrome.
¿Qué síntomas produce?
En el síndrome de May-Thurner se pueden generar varices en la pelvis y las piernas, especialmente en la izquierda. Puede generar también trombosis venosa en la pierna izquierda, edema crónico, hiperpigmentación maleolar (oscurecimiento de la piel en la zona de los tobillos) y dolor lumbar.
¿Qué estudios son necesarios para diagnosticar la enfermedad?
En primer lugar, se solicitan estudios no invasivos al laboratorio de exploraciones vasculares, cuya herramienta más importante es la Ecografía Doppler Color. Mediante esta técnica podemos ver la estructura, movimiento y función de los vasos sanguíneos en tiempo real.
En algunas ocasiones es posible que sea necesario otro estudio radiológico llamada iliocavografía, que nos aporta el diagnóstico definitivo. Consiste en introducir un catéter a través de una vena de la flexura del codo con el cual se navega bajo control de rayos hasta la pelvis. Una vez canalizadas las venas a estudiar se inyecta un contraste que las rellena permitiendo obtener imágenes e incluso medir gradientes de presión aportando una información muy valiosa sobre el síndrome compresivo y su repercusión sobre el resto de los vasos. Si las varices pélvicas tienen indicación terapéutica, podemos realizar el tratamiento en ese momento.
¿Cómo se puede tratar?
El procedimiento empleado en el tratamiento del Síndrome de May-Thurner se denomina angioplastia y consiste en introducir un catéter especial en el punto exacto en que se encuentra la zona de compresión. Una vez allí, se insufla un balón que dilata la vena comprimida y, para evitar la que vuelva a comprimirse, se deposita una malla cilíndrica denominada stent. Este procedimiento no requiere hacer cortes o incisiones sobre la piel, se realiza con una mínima anestesia de sedación y tiene lugar en una sala de angiografía digital.
ENFERMEDADES RELEVANTES DEL HOMBRE
DISFUNCIÓN ERECTIL
La disfunción eréctil se define como:
Incapacidad de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual, o
Incapacidad total de producir una erección, o
Inhabilidad producir una erección consistente, o
Tendencia a mantener únicamente erecciones breves.
La disfunción eréctil puede tener varias causas que incluyen alteración en impulsos de los nervios en el cerebro, la columna vertebral, músculos, tejidos fibrosos, venas, y arterias del pene. La disfunción eréctil tiene un origen vascular en un gran porcentaje de los casos, pudiendo originarse por un aporte arterial disminuido debido a patología oclusiva o a una fuga de sangre por las venas durante la erección, la cual impedirá el mantenimiento de una erección adecuada.
¿Cómo se diagnostica?
La prueba diagnóstica por imagen más habitual es la Ecografía Doppler peneana mediante la cual habitualmente seremos capaces de atribuir un origen arterial o venoso a la disfunción eréctil. En función del caso pueden incluir inyección de medicamentos en los cuerpos cavernosos, una angiografía con tomografía computarizada (si se sospecha patología arterial) y/o una flebografía diagnóstica (si se sospecha fuga venosa).
Tratamiento por vía endovascular
El abordaje terapéutico suele ser a través de la piel (percutáneo). Con la ayuda de un catéter accederemos al vaso patológico para tratar de abrirlo en caso de disfunción arterial (stenting) o cerrarlo en caso de existir una fuga venosa (embolización). Las dos técnicas habitualmente se llevan a cabo con anestesia local, mínima sedación y en régimen ambulatorio, pudiendo por tanto irse a su domicilio tras la realización de estas, el mismo día.
VARICOCELE
El varicocele es un problema muy frecuente en los hombres, definiéndose como la dilatación de las venas en el escroto. La presencia de estas grandes venas disfuncionales puede originar dolor local, disminución de la calidad y cantidad del esperma y atrofia testicular. Por tanto, la presencia de varicocele disminuye la fertilidad.
Síntomas
Habitualmente los varicoceles son asintomáticos y los pacientes no experimentarán ninguna molestia. En ocasiones puede causar dolor y pesadez escrotal, que puede variar desde un dolor sordo mal definido a un dolor agudo, presentándose más frecuentemente tras la realización de actividades deportivas como el ciclismo. Muchas veces el dolor disminuye con la sedestación.
Diagnóstico
El diagnóstico habitual se basa en la historia clínica, exploración física y confirmación con ecografía Doppler.
Tratamiento
El tratamiento del varicocele estará indicado cuando el paciente tiene dolor, existe sospecha de infertilidad secundaria o atrofia testicular. Existen fundamentalmente dos opciones terapéuticas. La reparación quirúrgica, realizado por el urólogo, y la técnica de embolización, realizado por radiólogos intervencionistas.
Embolización
El radiólogo intervencionista insertará un catéter por una vena de su antebrazo tras aplicar anestesia local. El catéter se avanzará hasta las venas del testículo guiándonos con rayos X y contraste iodado. Una vez confirmada la existencia de venas dilatadas y por tanto patológicas, procederemos a su cierre con diferentes agentes tipo espirales metálicas (coils) o espuma esclerosante.
Riesgos
Entre los riesgos descritos asociados a esta técnica se incluyen un pequeño hematoma en la zona de acceso o una fuga del material de embolización.
¿Cómo es el procedimiento?
El procedimiento se realiza con anestesia local y en ocasiones mínima sedación, en ningún caso será necesario la anestesia general. El paciente podrá irse a su domicilio unas dos horas después de la intervención y será revisado en consulta de forma periódica.
Enlaces recomendados:
Información para Pacientes: Radiología Vascular Intervencionista
Información para Pacientes: Embolización de Miomas Uterinos
Información para Pacientes: Oncología Intervencionista
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